Andrés Cardenal, Sala de Inversión América
Identificar correctamente las diferentes etapas de los ciclos de mercado puede resultar de enorme provecho a la hora de maximizar los retornos del portafolio. Si bien se trata de una tarea compleja, y no puede esperarse un alto grado de precisión, el tono emocional de los medios de prensa, analistas e inversores puede ayudarnos a analizar las diferentes fases del ciclo y sus posibles consecuencias en base al ánimo general de los participantes de mercado.
En términos generales, podríamos identificar cuatro fases principales: la inicial es la de acumulación: cuando luego de una caída pronunciada los inversores más sagaces comienzan a comprar posiciones anticipando la fase alcista. Generalmente en esta etapa los precios de entrada son especialmente atractivos y la opinión generalizada es mayoritariamente pesimista, esta fase del ciclo habitualmente se extiende durante algunos meses.
A la etapa de acumulación la sigue la fase alcista, generalmente de más larga duración. Esta etapa suele durar varios años y, aunque tiene sus vaivenes de corto y mediano plazo, la tendencia general de precios es principalmente ascendente desde una perspectiva de largo plazo.
Durante esta etapa el ánimo negativo de los medios de prensa y del público en general va dando paso a una visión más optimista sobre la evolución de los precios. Aunque las oscilaciones de mercado generan volatilidad en las opiniones de los analistas a corto plazo, en términos generales se observa una mejora paulatina y gradual en las expectativas de mercado.
Una máxima muy popular al respecto de esta etapa dice que los mercados alcistas trepan sobre un muro de preocupaciones. Esto significa que mientras existan motivos de dudas que mantengan alejados a los inversores más temerosos, esto implica que hay dinero esperando para entrar, y por lo tanto existe combustible para nuevas subidas de precios en caso de que la tendencia de largo plazo se mantenga en positivo.
En muchos casos estas etapas suelen dar paso a un optimismo excesivo, lo cual genera burbujas de precios cuando las cotizaciones de los activos se alejan de cualquier cálculo razonable sobre el valor fundamental de los mismos en base variables como ganancias, flujos de caja o dividendos. Las alzas acumuladas generan la sensación de que el mercado bursátil es una inversión extraordinariamente conveniente, con alto potencial de ganancias y bajo riesgo de pérdidas.
En esta última etapa de la fase alcista la opinión generalizada es definidamente optimista y la mayoría de los inversores, incluso los más reticentes al riesgo, se apuran a tomar posiciones de compra antes de que los precios sigan subiendo.
La tercera fase del ciclo, la de distribución, es en general la de más corta duración, no más de unos meses, y se produce cuando los avances se paralizan dado que los inversores más expertos comienzan a salir, mientras que otros menos conocedores se encuentran todavía en proceso de compra. En esta etapa la opinión de la mayoría es dominantemente optimista, pero comienza a crecer la atención sobre los riesgos que enfrenta el mercado.
También puede observarse en la fase de distribución un aumento de la volatilidad dado que crecen las tensiones entre las visiones alcistas y bajistas del mercado, al mismo tiempo las variables fundamentales como los datos sobre la marcha de la economía o los resultados de las empresas generan un aumento de la incertidumbre al respecto del escenario.
A la fase de distribución la sigue una tendencia bajista, en general son de más corta duración que las alcistas, pero suelen estar caracterizadas por un marcado aumento de la volatilidad. Los mercados bajistas generalmente se extienden durante varios trimestres, y los movimientos diarios de precios son sensiblemente más abruptos que durante las tendencias ascendentes.
En esta etapa la opinión generalizada va tomando un tono marcadamente pesimista, habitualmente los precios de los activos se acercan a niveles que parecen claramente atractivos desde una perspectiva de largo plazo, pero pocos se atreven a comprar dado que no hay expectativas de un cambio de tendencia a mediano plazo.
Cuando el pesimismo es máximo, y casi nadie tiene buenas perspectivas sobre el futuro del mercado, esta última etapa de la fase bajista paulatinamente va dejando espacio a un proceso de acumulación que será el inicio de un nuevo ciclo de mercado.
Por supuesto que no se trata de categorías infalibles, y siempre existen cuestiones propias de cada ciclo de mercado que deben ser tenidas en cuenta, sin embargo el análisis del ánimo general de los diferentes participantes en los mercados puede ser de gran utilidad para diferenciar las diferentes fases del ciclo bursátil.