Ceno en Madrid con dos hijos míos. No sé qué me pasa, que desde hace una temporada, no tengo ninguna cena-cena, sino una especie de cenas-mítines-sesiones de trabajo que me dejan un poco planchado.
A los hijos les ha gustado mucho lo de que de esta crisis salimos, y salimos mejorados. Dicen que deberíamos pegar carteles grandes por la calle, con ese slogan, para que la gente se animara. Como hay que ser prácticos, calculamos el número de carteles que harían falta y el precio de cada cartel (los quieren en tres colores) y vemos que, con los ahorros de los tres, no llegamos.
Como ya saben lo que pienso y, al cabo de los años, he conseguido que lo piensen también (alguien dirá que les lavo el cerebro, pero no me importa nada, y a ellos tampoco), dicen que la salvación viene por la iniciativa privada, o sea:
- Que de ésta hemos de salir NOSOTROS, o sea, TÚ y YO.
- Que si en España somos no sé cuántos millones y hasta ahora hemos demostrado que tontos, tontos no somos, nos tenemos que mirar cada uno en un espejo, con lo cual, además de favorecer a la industria del espejo, nos podemos preguntar: "Y tú, ¿qué?"
Uno de mis hijos se pone trascendente y dice: "O sea, lo de Kennedy, aquello de qué puedes hacer tú por tu país". Bueno, pues sí, más o menos eso.
Pero como, a veces, algunos no saben exactamente de qué país están hablando -San Quirico, Cataluña, Aragón, España, etc.- quizá es más práctico, aunque menos patriótico, pensar en qué puedo hacer YO por MÍ MISMO. Y como esto suena a egoísta (porque lo es), puedo ampliar la pregunta y plantearme qué puedo hacer YO por MÍ MISMO, por MI FAMILIA y por mis AMIGOS. Y así, poco a poco, puedo llegar a lo del país que comentaba antes.
A mis hijos les preocupa que los Gobiernos no hacen más que soltar -o decir que sueltan- dinero a troche y moche, pero que luego, no se ve. Y se preguntan: "¿Es que no lo sueltan? ¿Es que siempre hablan de los mismos dólares o de los mismos euros y esas cantidades no son sumables porque siempre son las mismas?" (En cuanto la gente se pone a pensar, se hace preguntas. Por eso, hay gobernantes y aspirantes a gobernantes que prefieren que la gente no piense y, para conseguirlo hablan, como decía mi madre, de un modo tan enrevesado.)
Y mis hijos se quitan la palabra uno al otro y se hacen más preguntas:
- "¿El resultado de todo este dispendio (mis amigos catalanes le llaman disbauxa) no será que seremos una nación de señores/as iguales, todos vestidos de gris, con el cerebro vestido de gris y las ilusiones (el que las tenga) vestidas de gris, esperando que el Gran Timonel nos eche comida, quejándonos si no nos la echa y balando miserablemente porque solos nos vemos incapaces de hacer nada?"
- Si el planteamiento es ese, la pregunta que me hacen de vez en cuando sobre qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos, se contesta muy fácilmente: "Un mundo de señores/as iguales, todos vestidos de gris, etc."
Porque si somos así y educamos a nuestros hijos así, la contestación es clarísima.
Y, además, si sucede que:
- Entre la multitud vestida de gris hay un espabilado tan gris como los demás, pero vestido de azul marino, porque en la tienda donde se viste se han acabado los trajes grises.
- Y si ese espabilado suelta tres espabiladeces, el rebaño de grises se dirigirá detrás de él, porque pensará que el pastorcete ese les llevará a verdes praderas, donde podrán llenar su estómago, ya que llenar el cerebro no les importa nada.
Y el espabiladillo jefe, con su regate en corto, irá metiendo goles a los grises tontos, porque, incluso entre los grises, también hay clases (clases de grises, por supuesto).
Mis hijos me dicen que una vez que ha quedado claro que esto, o los sacamos adelante nosotros o no hay nada que hacer, tenemos que pensar de dónde sacamos el dinero (mi amigo de San Quirico diría "las perras", porque está todavía en la época de la peseta y, si me apuráis, en la de los reales de vellón).
La iniciativa privada suele sacar el dinero, normalmente, DE SU BOLSILLO. Me lo decía Pep, el dueño del restaurante al que vamos mi mujer y yo los sábados por la noche.
Empezó hace 50 años con un chiringuito para hacer carne a la brasa y puso el dinero de su madre (poco) y el suyo (menos). Abrió el local y el primer día fueron a comer dos personas. Siguieron trabajando y al cabo de una semana fueron 10 personas. Y me decía que aquel día, su madre y él dijeron: "¡Esto marcha!" (de paso, también me dijo que, durante tres años, no hicieron NI UN SOLO DÍA de vacación, excepto el día de Navidad.)
Una vez que te has jugado todo, viene el momento en que te has de jugar más. Y ahí están los Bancos y las Cajas de Ahorro, entidades que, después de ser lo más guay del territorio nacional, ahora son los bichos despreciables que nadie quiere ni saludar. (Aquí iría bien lo que dicen en mi tierra. "Ni tanto ni tan calvo".)
Pues sí, es verdad que hacen falta los Bancos, para que el dinero que les ingresamos nosotros se dirija a prestar dinero a más gente, que, con ese dinero, podrá montar más negocios o remozar el cuarto de baño.
Los Bancos no andan muy finos ahora. Han hecho bastantes tontadas. Han prestado billones de pesetas a gente que no parece que eran los clientes ideales, se han endeudado fuertemente y ahora, los pobres se han quedado con no sé cuántos pisos que no saben cómo vender y no dan crédito ni a la madre que les dio a luz. Bueno, a alguien sí le dan algún crédito, pero con el aval de todos los de la familia, incluida la citada madre.
Esos chicos financieros se reúnen de vez en cuando con el Presidente del Gobierno, que intenta -y fracasa repetidamente- convencerles de que, como decía un financiero importante "vuelvan al negocio tradicional".
El Presidente ya no sabe qué hacer. Si les pone sillones cómodos, la gente se queja y dice que parece que están allí para tomar copas. Si les pone pupitres, la gente se queja y dice que si se cree que aquello es una escuela.
Pero lo malo no es que la gente le critique (como dicen los cursis, eso va incluido en el sueldo del Presidente, que, por cierto, tampoco es tan alto). Lo malo es que los Bancos no le hacen caso, con lo que el círculo vicioso se cierra y además, se vuelve viciosísimo.
La iniciativa privada necesita euros. Y, además, los necesita pronto. Para que le lleguen los euros al señor de la calle (al que le he llamado "iniciativa privada", sin ganas de ofender), y dada la falta de entusiasmo de los Bancos y Cajas, el Gobierno abre la mano y suelta euros. Pero no se sabe por qué, los euros no le llegan al "iniciador privado". Algo pasa, pero se quedan en el camino.
Dicen que:
1. Algunos Bancos tienen mucha porquería en su Balance y euro que cogen, trocito de porquería que limpian.
2. Como están arrepentidos de sus pecados pasados, hacen propósito de la enmienda de nunca más pecar.
3. Lo que pasa -dicen- que los pecados pasados los cometieron con señoras (empresas) gordas y el propósito de la enmienda lo están cumpliendo con señoras (empresas) pequeñas, que, asombradas y ligeramente molestas, se dicen a sí mismas: "Yo, propietario de una mercería, cuando veo que una de las pecadoras gordas sigue renegociando su deuda con los Bancos, pienso que ojalá fuera gordo, porque iba a renegociar su padre".
Hasta aquí llegan mis hijos en la cena de Madrid y como son muy buena gente, dicen que ahora quieren hablar de la familia, que es lo fundamental, pero que tome nota de los temas pendientes, que están desordenados en cuanto a importancia, pero que ya le pondremos el orden más adelante::
1. La decencia
2. La formación de la gente
3. Las pymes
4. El papel de los Sindicatos
5. El de las Asociaciones empresariales
6. El de las Cámaras de Comercio
7. Los Bancos y las Cajas
8. La Banca pública
9. Los Presupuestos Generales del Estado
10. La financiación autonómica
11. Las familias
12. Las hipotecas
13. De dónde sale tanto dinero
14. El Presupuesto Base cero, al que ellos llamen la CCLI (Cruzada contra la imbecilidad)
15. Los impuestos
Y amenazan: "Y más cosas, papá. Porque si no haces más que decir que tenemos que tener en la cabeza un esquema muy claro (eso que tú llamas ´un modelo´), o lo tenemos completo y no nos dejamos nada, o no servirá".
Como veo que la tarea me sobrepasa, decido en ese mismo momento la creación del Consejo de Asesores Económicos de Abadía, que en inglés se dice Abadía´s Council of Economic Advisers, ACEA.
El Council (que se pronuncia "cáunsil") estará formado por:
- Mi mujer
- Mis 12 hijos
- Los nietos, a partir de los 18 años
- Mi vecino de San Quirico
Se reunirá siempre que haga falta, pero dadas las dificultades que encierra el que tanta gente nos podamos reunir (por aquello de las fiestas deportivas de los Colegios, los cumpleaños familiares, y el obligado acompañamiento a los niños cuando juegan al hockey), los miembros del Council podrán enviar sus opiniones por teléfono o por correo electrónico.
Sólo será obligatoria la asistencia anual a una cena que celebraremos en el restaurante del pueblo cercano a San Quirico (el de Pep.)
Se lo he comunicado a mi vecino de San Quirico. Al principio, le he notado ligeramente celoso porque ahora me inspire en cosas que me dice mi familia. Pero le he convencido en seguida de que, lo mismo que ha hecho Obama, yo también he formado un equipo de asesores fuertes, con opiniones formadas y con claridad de juicio. Y que en ese equipo él ocupa un lugar sobresaliente.
Y como es un tío fenomenal, pasa de la duda a la exultación y, aunque es del Español, dice que "Aquest any, sí" (que es lo que antes decían los del Barça al empezar cada temporada.)
Y, al ver su actitud y la de los restantes miembros del Council, pienso que igual lo que nos falta ahora es entusiasmo, ganas de trabajar, juventud, ilusión, alegría,…y que eso, a los del Council les sobra.
Gracias a Dios.
P.S.
1. Cuando en este artículo hablo de los grises, no me refiero a aquellos delante de los cuales corrió media España, incluso los que entonces no habían nacido. Me refiero al señor (y a la señora) que es incapaz de pensar por su cuenta, que no tiene criterio, que no sabe por dónde anda ni por dónde le viene el viento.
2. He puesto la lista de cosas que me dijeron mis hijos, porque, en teoría, debería ser la lista de los próximos artículos.
3. Digo "en teoría" porque nunca se sabe qué puede pasar y, sea por mi culpa, por la de mi vecino de San Quirico, por la de mi familia, o por la de Zapatero, Sarkozy o Hugo Chávez, algo puede suceder, que me haga cambiar el tema de algún artículo.
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